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El Senegal

Senegal es una república de África Occidental, independiente de Francia desde 1960. A pesar de ser uno de los estados africanos más estables políticamente, las tensiones recientes entre el gobierno y la oposición han creado cierta inestabilidad.

Con una superficie de 197.000 km² y unos 18 millones de habitantes, el país padece una alta tasa de desempleo (48%) y el 54% de la población vive bajo el umbral de la pobreza. Senegal ocupa el lugar 169 en el índice de desarrollo, situándose entre los 25 países más subdesarrollados del mundo.

Esta situación ha impulsado a muchos senegaleses a emigrar, en lo que se conoce como "la diáspora", una fuerza no reconocida que contribuye con sus remesas al 10% del PIB nacional.

Esta situación ha impulsado a muchos senegaleses a emigrar, en lo que se conoce como "la diáspora", una fuerza no reconocida que contribuye con sus remesas al 10% del PIB nacional.

La región de La Casamance, afectada por un conflicto armado de más de 40 años, es una de las más atrasadas del país a pesar de su potencial, con graves carencias en infraestructuras, electricidad, agua corriente y servicios sanitarios.

Desarrollo del Senegal

A partir de 1960, Senegal se convirtió en un país independiente. Pero la supuesta descolonización nunca ha tenido éxito: el imperio francés siempre ha mantenido al país bajo control, dirigiendo desde París el desarrollo del país, influyendo en las leyes, la educación y el orden público, y manteniendo la moneda, la economía y el tesoro público bajo control.

A pesar de tener recursos naturales abundantes, el país tiene un gran déficit de infraestructura industrial y depende en gran medida de las importaciones, mientras se ve obligado a vender sus recursos a bajo precio a las potencias occidentales, perpetuando el subdesarrollo mientras las élites se enriquecen.

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En este contexto, el gobierno ha implementado el Plan Senegal Emergente (PSE) para desarrollar el país a largo plazo, atrayendo inversiones extranjeras en infraestructuras y sectores estratégicos, mejorando el clima de negocios, reduciendo impuestos y facilitando la financiación. Sin embargo, después de más de seis años, los beneficios han sido limitados, con pocos empleos estables y sin mejoras significativas para la población en general, especialmente en las zonas rurales.

Efectivamente, la mayoría de las sociedades rurales en Senegal aún tienen economías muy frágiles.

A pesar de que se han producido cambios sociales, como la reducción de la mortalidad infantil y la disminución de la poligamia, las mujeres y los niños -y especialmente si están enfermos- siguen teniendo un valor muy relativo con respecto a los hombres, en una sociedad marcada por el patriarcado y donde la supervivencia diaria es un reto constante.